Navidades Pasadas (memorias)




Quizás mi memoria no registre las más de 40 navidades que he vivido, pero si tengo recuerdos muy presentes y vivos de muchas de ellas, aunque la mayoría recurre al mismo patrón, mismas actividades, mismas personas, diferentes años.

Pero sin ánimos de estropear el "casette" de las viejas canciones navideñas, o el álbum de fotos familiares, remontémonos allá por la década de los 80's cuando la navidad la esperaba con mucha ilusión en la infancia.  

Aquellas mañanas de navidad era una ilusión levantarse temprano.  Mi mamá había salido corriendo como siempre a trabajar al salón de belleza de la tía  pues todas las señoras de la época hasta hacían turno con anticipación para peinarse, empezaban a trabajar a las 6 de la mañana según me han contado.  No podía irse mi mamá   sin antes dejarnos la lista de tareas y quehaceres domésticos a mi hermana y a mi.  "Dios guarde" si ella regresaba y no habíamos cumplido con la consigna establecida. Así que como ella nos advertía "rapidito y sin mal modo". 

Alrededor del medio día llegaba mi mamá corriendo con las manos llenas de regalos que las clientas del salón le habían regalado.  Mi hermana y yo, ya teníamos que estar listas porque salíamos corriendo a buscar la camioneta 11 para irnos a casa de mi otra tía.  Desde que tengo uso de memoria, hasta que mi tía falleciera hace unos 10 años quizás, no recuerdo, todos los 24 de diciembre se reunía la familia para el famoso almuerzo de navidad.  En aquella época muchos éramos niños, mi tía tenía muchos nietos de mi edad y más pequeños, entonces no faltaba la piñata, los dulces, la comida y la alegría. El familión reunido en aquella casona antigua de la zona 1 ubicada por la antigua Aduana, de enorme corredor, de patio lleno de plantas, en la esquina donde pasaba el tren y escuchar el ¡chu! ¡chu! Y salir corriendo para verlo pasar, eso era emocionante, aunque ya solo fuera el de carga.  

Dejaré para otro capítulo más detalles sobre esa "casona" y sobre mis tíos que recuerdo con mucho cariño, jamás vi enojada a mi tía, era como un ángel con su cabello totalmente blanco y esos ojos celestes tan profundos siempre tan animada y tan amable, un ejemplo de mujer, y su esposo, mi querido tío, un gran artista guatemalteco, que ellos merecen un texto especial de mi parte.

Regresemos a esa fiesta que siempre fue tan alegre y allí es donde nos dábamos el abrazo con las tías, los primos y mi abuelita, toda la familia por parte de mi mamá.

Regresábamos ya a media tarde llenas de regalos pues, los detalles no podían faltar.  A mi mamá toda su familia la ha querido mucho, porque es una maravilla de persona, y eso nos hacía sentir especial.

Ya en casa a ultimar detalles, hacer el ponche, comprar los tamales y con mi hermana inquietas y curiosas por ver qué había en los regalos bajo el árbol, con ganas de destaparlos.

Y así se pasaba la tarde hasta que llegara las 7 de la noche e irnos a casa de la tía, otra fiesta con piñata, regalos y mucha comida.  Ya saben que yo disfruto la comida, así que era feliz por eso.  Y como la casa de la tía quedaba a la vuelta de la esquina de mi casa, también se merecerá su propio capítulo para narrarles todo lo que viví allí.

En fin, a eso de las 9 o 10 no recuerdo, pues regresar a la casa a esperar las 12. Cohetes, abrazos y regalos.  Antes estaba la costumbre de que los grandes, iban a las casas de los vecinos a dar el abrazo, creo que con mi hermana ya nos quedábamos durmiendo.  Éramos solo las dos, pues mi hermana mayor se casó cuando yo tenía 7 años y se fue a vivir a otro lado, y mi hermano "pata de chucho" no lo recuerdo mucho en la casa, pues el se casó hasta que yo tuve como 17 años. 

Al otro día el 25, pues algunos años era la emoción de jugar con los regalos nuevos, aunque tuvimos cosas sencillas pues crecimos sin tanta opulencia, el estar con mi hermana era mágico, aunque nos peleáramos.  Nos llevamos 2 años, yo mayor que ella. 

Otros años el 25 era alistarnos porque el primo nos pasaría a traer para ir a casa de la prima  para el almuerzón con pavo y todo.  Otros años muy lindos, ver a la familia por parte de mi papá y compartir.

Y desde hace algunos años ha sido alegre ir también ir el 25 a casa de mi prima a disfrutar del churrascón que preparan con tanto cariño.

Las cosas sencillas, la familia, las tradiciones hicieron de mis navidades experiencias muy gratas que recordaré siempre y las llevaré en el corazón.

Excepto aquél año que falleció mi abuelita un 21 de diciembre. Fue un año triste y amargo, yo tendría unos 17 años y fue la primera vez en mi vida en pasar toda la noche en un velorio. Pero se que donde quiera que esté sabe que aquí la recordamos con tanto cariño que nuestros besos y abrazos llegan hasta el cielo como un arcoíris de colores.  

Nunca he pasado la navidad en otro "hogar", ni en casas de novios ni en algún viaje, solo con mis amados papás y ahora con mi hermana mayor (la menor vive en otro país) y mi hermano que se ha acercado más a la familia y ameniza esas noches con sus chistes y anécdotas.

En fin, ánimo porque cada año nos enseña mucho, ahora ya no soy muy navideña desde que dejé por un lado las creencias religiosas y otros años como que fui el Grinch algo amargada.  

Pero todo en la vida es cambiante, ahora me siento fantástica y ya no le hago la guerra a las tradiciones, ya saben, si hay comida, allí estoy.

Así que como siempre hay una primera vez, pues éste año a organizar convivios virtuales, algunos ya no estarán, pero los recuerdos avivan los sentimientos y se vale reír, llorar, cantar, bailar y disfrutar el hoy, el presente y lo que se tiene. ¿Verdad?

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