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Mostrando entradas de noviembre 27, 2020

Pleitos en el Colegio (memorias)

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  Antes de narrar algunas historias, valdría la pena mencionar que tenemos algunas diferencias entre el cerebro femenino y el masculino, las chicas por naturaleza somos competitivas y eso nos hace pelearnos con otras mujeres desde que estamos en el kínder. ¿Niéguenmelo? Por lo que peleas con otras chicas es "inevitable". Bien, pongamos el botón de << y viajemos a los años 80's (éstas historias estarán más entretenidas que Dark) No recuerdo haber tenido algún pleito allá en la escuela de párvulos (que aún existe, no en la misma casa pero si en la misma cuadra). Pero sí recuerdo una vez que me castigaron parada bajo la campana. Pero el motivo, aunque si debo decir que había un columpio en especial que era mi favorito y al tocar la campana talan talan talan del recreo salía corriendo al patio trasero para apartar mi columpio, si miraba a alguien allí de seguro le gritaba o la jalaba para que se quitara. (Ya saben que tengo un carácter fuerte) ajajaj pero no recuerdo

En el Jardín Botánico (memorias)

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  Jueves es mi día favorito de la semana, levantarme a las 6:30am, ponerme mi playera de voluntaria y tomar camino hacia el Jardín Botánico, llegar a las 8:30, y recibir un gran abrazo y una tremenda sonrisa de mi amiga Anamaría quién tiene esa particularidad de ser tan amable, aunque esté enojada, o tenga algún dolor físico, nadie en ésta vida me ha recibido con tanta amabilidad como ella, luego escuchar el "mushashita" de don José y saber que por fin he llegado a un espacio donde me aprecian y me valoran. Algunas veces no hay nadie más, otras la jefa de jefas allá en su escritorio siempre atareada pero de lejos levanta la mano para saludar. Y en aquellas computadoras del fondo las chicas de las "semillas" ya listas para investigar, y algunas veces unos jovencitos con sus computadoras que van y vienen haciendo sus prácticas de biología, que ni cabemos en el lugar, las oficinas son pequeñas, pero yo los jueves, tan solo los jueves, las siento grandes, tan grandes qu

Amor de Estudiantes (memorias)

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  Recordar es volver a vivir dicen, yo me quedé trabada en los 80's y 90's. No todas las épocas han sido iguales, "obvio" diría el cuate de la película El Hoyo. Me pidieron que hablara de los amores de adolescencia y me remonto para empezar la historia cuando tenía 11 años de edad. Eran las vacaciones de 5to. Primaria y mi papá, quién siempre ha sido entusiasta en pertenecer a asociaciones, estaba liderando una de "actores" de cine y teatro. Y como siempre ha habido un salón de usos múltiples en mi casa, dispuso organizar con sus colegas un curso de vacaciones para jóvenes y adultos de «cine y actuación». Recuerdo que llegaron varias personas y como yo andaba de "shute" pues participaba en algunas de las clases, actuación, expresión corporal, voz y dicción, iluminación y todo eso. Un día llegó un chavito chulín, de esos que no miraba en la escuela donde estudiaba y la verdad he de confesar: ¡me encantaron sus ojos negros profundos y su sonrisa!

Pecado (microrelato)

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  "Duele y te hacen llorar esos recuerdos malditos que no se borran, que regresan una y otra vez a tu mente y te atormentan y te hieren y no se mueren..." Escribía Ana en su diario mientras caía la lluvia a cántaros. Había cometido un "pecado" le gritaba su madre con insistencia. Ella solo sentía que el corazón le ardía y que se había sentido en el paraíso entre sus brazos. Pero su inocencia y su costumbre la llevaron al confesionario. Ella pensó que su secreto estaría guardado en oídos santos, jamás imagino que su madre se enteraría. Su castigo... Ingresar en el convento, en contra de su voluntad para no manchar la imagen de la familia. Debía ser obediente y rezar el resto de sus días por ese "pecado" que no entendía. Si Dios gritaba a los cuatro vientos que había que "amar al prójimo", ¿por qué la señalaban tanto?... Ella solo amó con locura, con pasión, con ilusión. No dejaba de derramar lágrimas en aquella pequeña celda donde tendría que

Mi Abuelita Materna (memorias)

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  Ayer hizo una tarde hermosa, y como era sábado le dije por molestar a mi mama: ¡vamos a visitar a la abuelita!... ambas suspiramos y me recordé de aquella época. Desde que tengo memoria hasta que mi abuelita falleciera (cuando yo tenía 17 años), todos los sábados eran los días de visitar a la abuelita. De cariño le decíamos Tita. Delgada, cabello corto canoso y muy bien vestida. Trabajaba como secretaria en una entidad gubernamental. Recuerdo que algunas veces la íbamos a traer a su trabajo, que no recuerdo qué nivel era, y mirábamos con mi hermana por la ventana toda la ciudad. Me gustaba sentarme en su silla de metal giratoria y dar vueltas, poco antes de que me regañara. Fueron pocas veces que fuimos pues luego se jubiló y ya estuvo en su casa. Se había divorciado del abuelo y vivía con mi tío, un hombre simpático, soltero, que le gustaban los niños y nos contaba chistes y hacía bromas. Ella fue muy inteligente y construyó prácticamente dos casas, una que tenía en alquiler y a

Bruja

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  Mujer, te quemaron por bruja, dicen los textos de historia. Pero eras naturaleza, manejabas el poder ancestral de las plantas, de los hongos, de los árboles. Sabías de la energía de los animales y de su poder como nuestros hermanos. Entendiste bien la fluidez del río, la magnificencia de los lagos, danzabas con la luna. Llenabas tu cabello de energía de alegría, colmando tu vientre de ideas nuevas. Vivías tranquila pero siempre alerta, ayudabas a los demás en curación física y psíquica. Fuiste tormenta, fuiste rayos, fuiste fuego. Tenías una sabiduría interior, y entendías ese poder, por ser fuerte, por ser mujer. Si llorabas, lo hacías a escondidas y secabas tus lágrimas con el viento. La noche no te asustaba… suspirabas con los búhos y las estrellas y tus hechizos. Pero te tuvieron envidia, te quisieron callar y temían dejarte volar. Te tacharon de loca, de bruja, de diabla. Los ignorantes, los tontos y los necios te prendieron fuego, te humillaron, te azotaron

Nueva Vida (microrelato)

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Mirza no entendía bien, cómo se sentía. La tristeza era inminente, quedar viuda tan joven era algo que la atormentaba. Viajaba en barco a casa de la abuela, donde se había criado de niña y quizás ese viaje le ayudaría a calmar su corazón.  Miraba hacia el horizonte aquél bello atardecer naranja pero los recuerdos la tenían atormentada.  Decidió mejor regresar a su camarote y tomar una taza de té para calmarse. Caminando encontró una botella de vino vacía y se le ocurrió hacer algo que alguna vez había leído en un libro.  Prendió la vela, tomó pluma y papel y escribió: "A veces creemos que lo tenemos todo en la vida, pero no sabemos que el mundo es tan grande y hay mucho más que las cuatro paredes que nos rodean. Que las mujeres hemos estado por siglos encerradas entre otras paredes, las de la moral, la ética, la religión y la sociedad; donde nos forman para servir, ser recatadas, sumisas y obedientes.  Durante muchos años fui así, llevé mi matrimonio como debía de ser, pero nunca

Mensajes de la Luna (cuento)

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 Te invito a leer mi cuento "Mensajes de la Luna" publicado en revista mexicana. Aquí te dejo el enlace:   Mensaje de la Luna

Navidades Pasadas (memorias)

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Quizás mi memoria no registre las más de 40 navidades que he vivido, pero si tengo recuerdos muy presentes y vivos de muchas de ellas, aunque la mayoría recurre al mismo patrón, mismas actividades, mismas personas, diferentes años. Pero sin ánimos de estropear el "casette" de las viejas canciones navideñas, o el álbum de fotos familiares, remontémonos allá por la década de los 80's cuando la navidad la esperaba con mucha ilusión en la infancia.   Aquellas mañanas de navidad era una ilusión levantarse temprano.  Mi mamá había salido corriendo como siempre a trabajar al salón de belleza de la tía  pues todas las señoras de la época hasta hacían turno con anticipación para peinarse, empezaban a trabajar a las 6 de la mañana según me han contado.  No podía irse mi mamá   sin antes dejarnos la lista de tareas y quehaceres domésticos a mi hermana y a mi.  "Dios guarde" si ella regresaba y no habíamos cumplido con la consigna establecida. Así que como ella nos advertía