La Sombrilla


Sofía caminaba con paso firme y rápido.   La lluvia había atrasado la llegada del bus y era tarde ya para llegar a casa.  Había olvidado su sombrilla y se decidió a caminar las seis cuadras que le faltaban.  No dejaba de llorar pues había tenido una discusión con su suegra, quién tras varios años la seguía tratando como una intrusa en la familia.  

El agua de la lluvia le cubría la cara, el cuerpo y borraba sus pisadas.   Pero ella seguía caminando con prisa.  

En la esquina aparece una señora con una sombrilla muy grande y con voz fuerte le dice:  ꟷ ¡Doña Sofía, Doña Sofía...venga!

Sofía voltea a ver, y se da cuenta que es doña Chusita, la señora que vende tamales cerca del mercado.  

ꟷHa, doña Chusita, ¿cómo está?...

ꟷ ¡Venga mija que se está mojando!, métase bajo ésta sombrilla, la acompaño para su casa pues voy por ese camino.

Sofía agradece el gesto y trata de limpiarse la cara con las mangas del suéter.  

ꟷHay mijita, ¿por qué estás llorando? ꟷpreguntó doña Chusita mientras sacaba de su bolsa un pedazo de papel higiénico.  ꟷ ¡Tené, sécate esas lágrimas.

ꟷNo es nada doña Chusita, cosas que le pasan a una.  

ꟷHay mijita, como dice el dicho “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”, te volviste a enojar con tu suegra verdad, seguro que fue eso.  ꟷdijo doña Chusita mientras la tomaba del brazo para caminar al mismo paso.

ꟷPues mire doña Chusita, me da pena contarle pero, no tengo con quién hablar así que gracias por preguntar.  Tengo problemas con mi ex marido, no me quiere pasar la pensión de los niños y yo trabaja que trabaja pero no me alcanza; éste año ya les tocó ir a estudiar, entonces fui donde mi suegra para ver si lograba resolver algo, pero fue inútil.  ꟷSofía nuevamente rompe en llanto.

ꟷMirá pues patoja, no es que me quiera meter, pero lo que tenés que hacer es dejar de rogar, y ándate a los juzgados y le levantás una demanda.  ¡Vas a ver cómo te resuelven ese asunto!... ya no tengás compasión por ese borracho que no sale de las cantinas.  Ponete fuerte y “agarrá al toro por los cuernos”.

ꟷ ¡Hay doña!, si fuera tan sencillo, o mejor dicho si yo fuera más fuerte, pero es que me da miedo, pero tiene razón.  Esta semana voy a resolver éste asunto. Tengo que ser más valiente ¿verdad? ¡Mire ya dejó de llover! 

ꟷBueno mijita, te dejo ya en tu casa y saludame a tu mamaíta que ha de estar ya preocupada porque regresaste muy tarde.  ꟷexpresó doña Chusita mientras le daba un abrazo.

Cuando Sofía entró a su casa, la salieron a recibir sus hijos y sus dos perritos que no dejaban de mover la cola.  A lo lejos su mamá le hacía señas para que entrara que ya estaba servida la cena.

ꟷQué tal mamá, ꟷdice Sofía mientras le da un beso en la mejillaꟷ salí tarde del trabajo y había un tráfico que para qué le cuento, en el camino me encontré a doña Chusita, se acuerda… la que vende tamales cerca del mercado.  Pues me cubrió con su sombrilla y nos venimos platicando.  ¡Es buena gente la señora!, ¿verdad?

La madre de Sofía en segundos se puso pálida y se sentó de romplón en el sillón de la sala.

ꟷ ¿Mamá que le pasa, se le bajó otra vez el azúcar, se siente mal? ꟷmientras Sofía iba a la cocina por un vaso de agua.

ꟷ ¡Hay mijita, mijita, Dios nos libre!...  ꟷdecía la mamá mientras se tomaba el vaso de agua y se soplaba con el trapo que tenía en la mano.

ꟷ ¿Qué pasa mamá? ¡Tiene cara de susto!... ꟷSofía sobándole las manos.

ꟷEs que la vecina me acaba de dejar una invitación para una misa de 9 días por el sensible fallecimiento de doña Jesús Ramírez, conocida cariñosamente como doña “Chusita”.

Sofía con la tarjeta en la mano se sentó en el sillón, no dijo ni una sola palabra y en su pensamiento agradeció los consejos que le diera ésa noche doña “Chus”, mientras su hijo le daba la sombrilla que había dejado en la puerta de la entrada. ©

Claudia Bermúdez W.

2/nov/2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oscuridad (microrelato)

UN CANTO AL VIENTO (Poema)

Mensajes de la Luna