Jazmin

 

Un cuadro se caía de la repisa, Agosto mi gato descansaba plácidamente en el sofá. Levanté el cuadro y lo coloqué en su lugar, era la foto de mi difunta abuela.   

Tenía que practicar mis clases de piano y de repente recordé la melodía que solía sonar en la cajita de música de ella.   Traté de tocarla igual, cerré los ojos y la sentí a ella tocando conmigo.  Ella nunca tocó piano pero le encantaba la música.  

De pronto la vi parada frente a mí con una cara angelical como de veinteañera, cuando falleció tenía 90. 

Me dijo unas palabras que todavía resuenan en mi mente, decía algo así como: “allá está nuestro hogar, nos veremos algún día, hay un jardín inmenso, mucha paz, todos vivimos felices y no hay dolor, todos te mandan saludos…”, el resto no lo puedo recordar.  

Me dio un beso en la frente y desapareció entre las cortinas que se movían con el viento.  

Agosto observaba como ido, yo pensé que me había quedado dormida y era un sueño.  Todavía tenía el cuadro en la mano y un aroma a jazmín inundó la habitación, ese era el aroma que se sentía siempre en casa de la abuela. 

Vi al cielo y entendí el mensaje.  Un saludo a todos los que están en ese jardín en el día de los “santos difuntos”. 

Hoy hasta aquí se escuchan esas risas llenas de armonía y felicidad.  Cierra los ojos y escucha tú también.©

Claudia Bermúdez W. 

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